De niña siempre me gustaron los caballos. Siempre he sido una ávida amazona de doma clásica. Paralelamente a mis estudios como trabajadora social de reinserción, empecé a estudiar masaje deportivo específico para caballos. Los resultados y el alivio que pude crear en estos animales fueron asombrosos. Al fin y al cabo, un caballo está formado por un 60% de masa muscular. Descubrí que me gustaba mucho y que me producía una gran satisfacción. Considero que fue una ventaja hacerlo así, porque aprendí a trabajar sólo por sensaciones, ya que los caballos no pueden explicar dónde está el problema. Después empecé a especializarme en masajes deportivos y de relajación para personas. Más tarde amplié esta especialización al masaje para embarazadas, masaje reflexológico podal y masaje craneal. Estoy muy contenta con esta profesionalidad y saco el máximo partido a mis tratamientos cada día.
Práctica en los Países Bajos
En los Países Bajos, tuve mi consulta centrada en los masajes mencionados durante muchos años. Trabajé junto con un fisioterapeuta en un gimnasio. Y para los tratamientos más centrados en la relajación, disponía de un local muy agradable en un centro de bienestar. También me desplazaba regularmente, sobre todo en verano, donde los veraneantes podían reservar sus masajes. Esta variedad lo hacía muy dinámico.
Mi viaje a España
En diciembre de 2021 emigré a España. Un plan largamente acariciado que por fin pude realizar. A menudo me preguntan cuál fue la razón para dejar atrás los Países Bajos y establecer mi vida en España. La verdad es que no puedo dar una respuesta concreta. Antes de emigrar, se me podía encontrar a menudo en el sur de España. Es más una sensación de que quiero estar aquí. Con los años, también sé que seguir mis sentimientos es siempre el mejor camino.